La Conferencia de países no alineados en Teherán proporciona este Jueves una serie de titulares con significados regionales. Primero, la asistencia del Presidente de Egipto Muhamad Mursi, primera visita de un mandatario egipcio a Irán desde el asesinato del presidente Anwar Saadat en 1981. En Teherán hay una calle con el nombre de Jaled Eslambuli, un integrista musulman responsable por el magnicidio en El Cairo.
En su discurso, Morsi , atacó al régimen sirio y lo denominó “represivo”. Morsi llamó al gobierno sirio a transferir sus poderes a un sistema democrático. La delegación siria, encabezada por el Ministro de Relaciones Exteriores Wallid el Mualem, abandonó de la sala.
Ante la presencia del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, el líder espiritual de Irán Ayatollah Khamenaí tildó a Israel de “lobos sedientos de sangre”. Ban Ki-moon repudio los ataques a Israel y urgió a Irán a cumplir con las resoluciones de las Naciones Unidas advirtiendo que la retórica mundial sobre el tema nuclear iraní podría deribar en una guerra.
En Israel pudieron oírse palabras alentadoras respecto a la valiente posición del líder egipcio y duras críticas al Secretario General por su mera asistencia al congreso en Teherán, mientras el mundo y las Naciones Unidas sancionan a Irán por sus intensiones de obtener armas nucleares, a la vez de amenazar con las destrucción de Israel.
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Corresponsal Israel Palestina 
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